De un tiempo a esta parte, viajar cada vez ha tenido un tinte más amargo para nosotros. Cuanto más viajas, en concreto a determinados países, eres más consciente de la realidad, de la diferencia, del contraste, de la injusticia… lo hemos ido encontrando a cada paso. Y cada vez te resulta más difícil abstraerte. Volver a la rueda. Es imposible seguir cruzados de brazos esperando a que otros cambien las cosas por nosotros. Ya no nos calma el pensar que no está en nuestras manos, que son asuntos políticos, económicos, gubernamentales… ya no queremos seguir refugiándonos en ese pensamiento para no pasar a la acción. Porque ves de frente la necesidad. Y hemos visto de frente que sí podemos ayudar. Con muy poco, puedes generar un impacto positivo en la vida de una persona.
Hoy, sentimos la responsabilidad de contribuir de alguna manera y en algún lugar con todo lo que hemos aprendido de tantas personas maravillosas. Es nuestro momento.
¡Nos toca!
Así, llegamos a MAMA KASINDE. Un viaje que empezamos solos y que continuamos acompañados para, entre todos, dar comienzo a un nuevo compromiso de vida.