Cada día, son normalmente los niños o las mujeres los que tienen que caminar kilómetros cargados con garrafas para poder conseguir agua para sus familias y agua para dar de beber a los animales. Esto significa que muchos niños y niñas no van a la Escuela y que las mujeres, a veces incluso llevando a cuestas a sus hijos más pequeños, invierten horas y horas caminando en busca de agua.
Los más privilegiados cuentan con un burro, pudiendo así cargar más garrafas en un viaje, otros con una bicicleta pero, la mayoría, recorre estas distancias a pie y muchas veces, bajo un sol abrasador o, por lo contrario, bajo una lluvia torrencial.
Así, Mama Kasinde pone en marcha laprimera parte de esta campaña con el fin de llevar depósitos de agua de lluvia a zonas remotas para evitar que cada día, niños y mujeres tengan que desplazarse largas distancias para conseguir agua. Y así, tratar de prevenir este gran desastre que va en cadena y que, de nuevo, ataca uno de nuestros pilares básicos: la ausencia de educación.
En una segunda fase, trabajaremos para poder construir pozos de agua de manera comunitaria. Formando a la comunidad local, enseñándoles a hacerlo ellos mismos. Y también, a que sean capaces de mantener estos pozos. Así, tendrán agua no sólo para su consumo, sino también para poder utilizar como regadío en futuros cultivos en los que trabajaremos junto a ellos.
Algo tan básico y sencillo en el mundo occidental, como el agua. Abrimos un grifo en casa, y lo tenemos! Fría, caliente, con presión, potable... Algo fundamental para la vida a lo que nosotros tenemos un acceso sin limitaciones. Sin preocupaciones. Y, sin embargo, en todas estas comunidades, este acceso al agua marca la diferencia muchas veces, entre poder VIVIR y pelear por sobrevivir.